lunes, 24 de agosto de 2009


Queda menos todavía. El reloj corre, y corre a mi favor. Será cuando podré escribir con toda seguridad mis deseos, des de principio hasta final. Será cuando el sufrir tendrá su fin. Cuando volveré a desear sin tener que prevenir. Queriendo luchar, y luchando. Si de algo he aprendido en la vida, es de saber aprovechar los momentos. De ir preparado, mentalizado que debo vivir el instante con toda intensidad y para que después, en un lejano futuro, pueda sentirme orgulloso de lo que es vivir queriendo. Con todas mis ganas. Con todas mis fuerzas. Mi gente. Mis ideas.
Poco a poco voy descubriendo que las cosas más sencillas son las menos valoradas. Y al contrario. Si nos ponemos a pensar, recordamos y reflexionamos un momento… ¿Qué seria de las majestuosas cosas sin sus pequeñas y sencillas ideas?
Yo no lucho por la majestuosidad. Yo lucho para que las cosas sencillas tengan su gran valor. Para que el tiempo corra junto a la sencillez. Para que los grandes ideales den paso a ideas personales. Lucho para todos, pero tendré mis minutos.

Me sustituyen como piedras de un camino. Como simples árboles de parque que nadie admira. Corrigen mis errores sin saber ver mis cosas buenas. Me sabe mal. Dijeron que me aburrían las noches, que ni siquiera me gustaba el día. Pobres sus almas, las que dicen que me columpio demasiado en el pasado, en recuerdos admirables, pero recuerdos. Intentan silenciarme subiendo el volumen de su música con mucha letra, con poco sentido. Tachan mis palabras de hipócritas, de inútiles y de mentiras. Me sabe mal. Gente que derrocha y olvida sus propias acciones para tirar al suelo las de otras personas, almas que no tiene culpa porque sí. Deseos rotos por simples pasos hechos con decisión firme y sólida. El verdadero secreto no es la obsesión, es la pasión de uno mismo.

Errores. Faltas. Dolor. Heridas nuevas. Viejas heridas. Balas atravesando mi piel. Cañones en posición con el único fin de hacer el dolor y el sufrimiento. Toda una fila de hombres vestidos de igual. Tratados de igual. Que piensan de la misma forma. Adiestrados como nada. Como si de un oficio, un trabajo fuera. No hay vidas. Sólo enemigos. Una lucha que no les incumbe. Guerra. Guerra actual, guerra política. Las filas avanzan, avanzan junto a ellos un montón de ideas destructivas. Muros para ellos. Monumentos de hace años, para los años, para ellos, víctimas con nombre, con vida propia. Inocentes. Ha explotado una bomba. Ha explotado mi ira.

Tiempo.

El tiempo corre y corre. El tiempo corre y juega. Mucha gente dice que el tiempo cura heridas. Otra dice que el tiempo sólo las mantiene abiertas. Hay las que dicen que el tiempo las guarda para ser abiertas otra vez. El tiempo es el tiempo. Es infinito y sorprendente. Es lento y rápido a la vez. Te hace sufrir cuando menos te lo esperas. En cambio, disfrutas de él sin saber que está pasando. De eso te das cuenta al cabo de un tiempo. Tiempo. ¿Para que despreciarlo? ¿Para que inquietarse preguntándose qué pasa? Disfrútalo al máximo siempre que puedas. Después cuando pase, pregúntate todo. Recuerda que el tiempo juega. Que corre sin cesar. Él correrá, tú disfrutarás.

jueves, 20 de agosto de 2009


Había una vez una persona que por empujar, empujaba todo lo que tenía delante. Por ser egoísta, por ser maleducada. Simplemente no era una digna persona. Me empujó a mí. Empujó a mis amigos, a mi gente, incluso a mi familia. Empujó y derribó muros. Hizo caer edificios enteros con almas vivas dentro. Lucho contra la ley. Ya con heridas en su cuerpo de oscura alma, de pensamientos borrosos siguió adelante con lo que llevaba haciendo. Empujar, hacer daño, derrumbar, tirar al suelo, pisotear. Eso aparecía en su cabeza. Lo hizo todo por su deseo. Por su deseo material. Empujó sus propias metas, se hizo daño a si mismo, derrumbó sus expectativas, tiró al suelo todos sus buenos momentos y pisoteó toda su gente. Que simplemente le querían echar una mano. Una simple ayuda.

Me embarqué en un viaje de mar y de olas. Pude ver amaneceres. Pude contemplar anocheceres. Como si de un gran sueño se tratara. Descubrí gente. Descubrí fiestas. Descubrí sensaciones que el mar me aguardaba. Descubrí paisajes que el mundo me escondía. Descubrí y no dejé de descubrir. Seguía sin comprender ese sueño tan parecido a lo que llamamos realidad. Hasta ese momento… Justo cuando tenía sol y luna al ver. Como cuando ves blanco y negro. Ese momento descubrí cosa más grande que descubriría en ese viaje moribundo. El apreciado sueño ya era una gran realidad. Una gran experiencia. Que lo más grande en el mundo entero, es la persona, el ser una bellísima persona, no esconder los sentimientos y dejarse conocer.
También aprendí.

jueves, 6 de agosto de 2009


Té raó la gent?
És cert allò que es diu que « s’ha de tocar sostre algun cop » ? Que tot té un fi. Un punt en cada frase. Un final a cada història.
Segons l’experiència, la vida, uns pensaments, uns altres, el viscut, el que falta per viure, el mal i el bé, segons coses i més coses podria ser. Cada cop la flama s’encén més, la flama que no crema, però que hi és present. Que ataca sense cremar, que només ataca.
Cada cop els pensaments, els records, els de vida passada, els de llagrima lligada, van en augment, van cap al sostre…
Allò que es vol, que no s’ha viscut, que ho has tingut a un pas, a un pam de la teva mà, a un pensament, a uns dies, a uns sospirs, i que de sobte, s’esvaeix i no torna, això, això sí que et crema de veritat.
Només queda ensenyar, demostrar per un altre camí que sí que es pot, potser no el que es voldria, però sí el que s’ha de fer.

Sin ficción. Pura y dura realidad. Palabras que surgen de un silencio. Miradas que se cruzan en una inmensa oscuridad. Días que pasan sin ton ni son. Días que olvidas. Que temes no gozar. Esperas impaciente el momento en que el protagonista, seas tú. En que puedas sonreír sin forzar. Puedas vivir sin tener que fingir. Increíblemente extraño. Increíblemente cierto. Todo lo narrado, todo lo que yo suelto por la boca. Todo lo que chillo. Todo lo que susurro. Cuando me río. Siento no saber nada de esto. Siento que nadie vive lo que yo. ¿Hay alguien que me cree? Quizás existe alguien como yo que valora las mismas cosas. Los mismos hechos.