viernes, 29 de enero de 2010


Papá, ¿por qué nunca olvidamos el ayer?
Realmente, el ayer nos consta como recuerdo, pasado y experiencias vividas. Realmente las curiosidades que nos envuelven en duda y nos corroen el cuerpo sea amanecer o atardecer, viven en el ayer. Porque aprendemos a contar agujas en un pajar. Aprendemos a no verlas, a no buscarlas. A dejarlas tiradas y a escondidas. Dejamos fluir el ayer cómo recuerdos de agua. Apretamos los dientes pensando en la fecha que tenemos marcada en el calendario antiguo, donde polvo vence a brillo y novedad.
Porque el ayer forma parte de nosotros. Porque nuestros pasos, nuestras hazañas dejan huella. Sabemos que lo imprevisible puede resultar hasta arriesgado, pero sabemos que lo arriesgado se recuerda.
Más vale recuerdo en mente, que cien sueños malogrados volando por ahí.
Pero papá, ¿Qué pasará ahora?

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